Cuando uno no logra estructurar y desorrallar lo que tiene en su mente, es como si tuvieses energía nuclear confinada esperando salir, buscando una vía de escape, una pequeña fuga para poder aliviarse. La sensación de opresión es importante pues la energía acumulada invade todo tu ser. La solución está en la meditación, en dejar que se imponga la conciencia pues ese estado desactiva toda energía y la sensación de unidad con el universo y de paz interior es infinita.
Para los que somos católicos practicantes ese estado de placer y abandono, de conexión con un ser superior se consigue en la liturgía de una misa. Pero dando un paseo por un parque, montaña, campo de golf, playa . . . . también uno puede experimentar esa conexión con el universo que nos ayude a trascender de la realidad del mundo terrenal.
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